Era una chica descuidada aunque ella siempre, siempre, iba arreglada. Descuidó su corazón, no lo peinaba ni maquillaba. Siempre era ella la que se desnudaba, prefirió sola que mal acompañada. Y casi sin querer donó su vida al dolor, que le arrancó la piel y aceleró su reloj.
Maldita vida loca, maldita su boca que dijo no quererle más y ahora le dicen "loca, ¿dónde vas?" cuando pasea sola con su pena y va diciendo que es una sirena, una sirena que calló en la barra de un bar.
Y las arrugas que hoy le dibujan la frente no son por los años. Preguntó pero el seguro del corazón no cubre daños. Creo que la han visto por alguna cantina, vendiendo rosas para sacar su espina.
Llorando preguntó "¿por qué?" con rabia a un espejo, lejos de contestar este le envió un cruel reflejo.